por Manuela Di Franca

Pedaleaba con fuerza en mi bicicleta rosada y mi rostro brillaba con alegría. Subí y bajé la calle disfrutando la brisa veraniega. ¡Me sentía como la niña más afortunada del mundo! Todo el vecindario debía saber que yo tenía mi primera bicicleta con ruedas de entrenamiento. Mi mamá estaba parada al lado de la cerca mirándome y animándome. Cuando íbamos a visitar a algunos amigos o al supermercado, mi mamá siempre me llevaba con ella en el asiento para niños que estaba instalado debajo del manubrio o sobre la rueda de atrás de su bicicleta.”

Mi papá fue quien me enseñó a nadar. Cada verano pasábamos dos semanas de vacaciones en el mar Mediterráneo. Me ponía mi flotador rojo y competía con él hasta el agua. Pronto llegué a amar el agua y me sentía feliz al estar sobre las olas o al sumergirme debajo de ellas. Mi alegría fue grande cuando mis padres compraron un bote inflable y un equipo de buceo que usábamos cada vez que íbamos a la playa.

A mi madre y a mi padre les gustaba estar activos y pasar tiempo al aire libre. Cada sábado por la tarde, ellos nos llevaban a mi hermano y a mí a una caminata para disfrutar la maravillosa naturaleza de las colinas toscanas; después, comíamos cerezas frescas, higos, o uvas de nuestro jardín. Ciertamente fueron mis padres quienes dejaron un gran ejemplo y tuvieron una gran influencia en establecer hábitos de actividad física en mi vida.

Varios estudios muestran que el comportamiento sedentario y los niveles de actividad física de los padres pueden influenciar fuertemente los de sus hijos. Sin embargo, hay varias razones por las cuales los niños no hacen suficiente actividad física. En algunos casos, hay barreras ambientales como condiciones de clima extremo, acceso limitado a parques o patios, o vivir en vecindarios inseguros. Otras razones pueden ser factores sociales como baja auto estima, timidez, y falta de confianza en sus habilidades atléticas. Barreras adicionales a un estilo de vida activo entre los niños incluyen la falta de motivación, la cual puede ser causada por un modelo pobre, presión de los pares, falta de opciones o agotamiento. Por último, pero no menos importante, la falta de energía posiblemente debido a dormir pocas horas, mala nutrición, o alguna dolencia corporal, pueden ser las razones por las cuales los niños no son activos. Aquí hay algunos consejos a padres y educadores para animar a los niños a ser más activos.

  1. Sé un ejemplo a seguir

¿Cuál es tu actividad física? ¿Corres, juegas al tenis, sacas a caminar al perro, o haces ejercicio en un gimnasio? Ser un modelo de actividad a seguir por tus hijos, es una de las mejores cosas que puedes hacer para animarlos a que sean activos. Si hasta ahora no lo has sido, recuerda, ¡nunca es demasiado tarde para comenzar a moverte!

  1. Elige caminar o andar en bicicleta en vez de conducir

Siempre que sea posible haz que tus niños se muevan en vez de sentarse en un auto. Si hay una ruta segura, haz que caminen o vayan en bicicleta a la escuela todos los días (si son muy pequeños para ir solos, camina o ve en bicicleta con ellos). Este es un gran hábito para adquirirlo a una edad temprana. No te olvides de apartar suficiente tiempo para llegar anticipadamente al lugar planificado sin tener que apurarte.

  1. Construye la actividad física en la rutina diaria de tu familia

Idealmente, cada mañana o cada tarde, tu familia debería reunirse y juntos hacer alguna clase de actividad física. Puede ser una caminata, jugar a atrapar objetos con las manos, o andar en bicicleta. Realmente, no importa lo que hagas, siempre y cuando se estén moviendo juntos. Si hacer la actividad en la mañana  o en la tarde no funciona con tu estilo de vida, busca otro tiempo del día para esa actividad colectiva. Trata de comenzar con 15 a 30 minutos cada día.

  1. Cambia la forma en que tus hijos usan el tiempo con aparatos electrónicos

El tiempo frente a una pantalla es una barrera significativa para estar activo, y puede ser adictivo, pero no todo tiene que ser malas noticias. Establecer tiempo límite frente a la pantalla puede ayudar a los niños a regular su uso. También puedes animar a los niños a usar sus pantallas, aplicaciones y dispositivos en una forma positiva, para ayudarles a moverse. Esto puede incluir el uso de podómetros y/o rastreadores de actividad, los cuales pueden ayudar a monitorear y animar el aumento en los niveles de actividad y rastrear el progreso durante el camino.

  1. Elogia, pero no presiones

Nota cuando tus niños y niñas están disfrutando de una actividad, y anímalos. Siempre mantén las cosas positivas al margen, así los niños entienden que valoras lo que ellos están haciendo, pero notarán que sólo es un pasatiempo sin presión.

  1. Obtén ayuda con el jardín y las tareas domésticas

Anima a tus hijos a participar en tareas activas al aire libre como rastrillar las hojas, sacar maleza, regar plantas, barrer el camino, y/o limpiar el garaje. Haz las tareas más entretenidas con música de fondo, y asegúrate de unirte para hacerlo como familia.

  1. Educación física

Para estilos de vida saludables, los niños necesitan de dos cosas: jugar libremente y recibir instrucciones específicas sobre habilidades físicas.

Una forma fácil para que los niños logren este objetivo es participando en educación física como parte del día escolar. Sumado a esto, para apoyar la educación física diaria en las escuelas, muchas comunidades ofrecen clases que puedes aprovechar como natación, lecciones de equitación, etc. La mejor educación física es apropiada para la edad y divertida.

  1. No te excedas

Cuando tus niños están listos para comenzar, recuerda decirles que escuchen a sus cuerpos. El ejercicio y la actividad física no debería lastimar. Si lo hace, tu hijo debería disminuir o tratar con una actividad menos intensa. Es importante no excederse con el ejercicio. Si el peso de tu hijo cae por debajo del promedio o si el ejercicio comienza a interferir con la escuela u otras actividades, habla con el doctor de tu niño.

  1. Provee un ambiente seguro

Asegúrate que la ropa de tu hijo sea cómoda y de acuerdo a los principios cristianos, y que el equipamiento y el sitio elegido para el deporte o actividad sean seguros.

  1. Recuerda la dimensión espiritual

El ejercicio aumenta los niveles de oxígeno de las células del cuerpo, incluyendo el cerebro, por lo tanto, aumenta la habilidad de pensar y razonar. Recuerda a tus hijos que al ejercitarse estarán en una mejor posición de “escuchar” al Espíritu Santo hablándoles, y que serán capaces de discernir más claramente su dirección. Adicionalmente, el ejercicio requiere disciplina, una palabra relacionada a “discípulo”. Los discípulos de Cristo son disciplinados. “Quien no controla su carácter es como una ciudad sin protección” (Proverbios 25:28 Traducción en lenguaje actual [TLA]).

“Si el ejercicio físico se combinara con
el mental, se apresuraría la circulación
de la sangre, la acción del corazón
sería más perfecta, las impurezas
se eliminarían, y todo el cuerpo
experimentaría nueva vida y vigor”

Testimonios para la Iglesia, tomo 3, pág. 537.

por Manuela Di Franca

Maestría en el Aprendizaje
del Alemán y del Inglés como
Lengua Extranjera | Alemania

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